El aula que pueden ver en este momento recibe el nombre del ilustre marino sobre el que leerán en los siguientes párrafos. Fue construida en el año 2023 e inaugurada para el XCVI Crucero de Instrucción de Guardias Marinas, todo esto ante la necesidad de mejorar la calidad de las clases que reciben los GGMM a bordo. En ella se imparten clases específicas en grupos reducidos y los estudios a lo largo del día a bordo.
Jorge Juan, uno de los personajes más interesantes del siglo XVIII español, uno de los de los grandes artífices del resurgir de la Armada española en la segunda mitad de dicho siglo y que colocó de nuevo en la élite del mundo hasta el desastre de Trafalgar.
Jorge Juan Santacilla, nacido en Novelda en 1718; ingresó a una temprana edad en la Orden de Malta. Tras viajar a Malta, regresó a España en 1729 y solicitó su ingreso en la Real Compañía de Guardias Marinas, que fue creada en Cádiz en 1717.
Tras numerosas misiones, en 1734 y con tan solo 21 años fue elegido para formar parte de la expedición de científicos que, patrocinada por la Academia de Ciencias de París, debía dirigirse al virreinato del Perú para efectuar las observaciones y trabajos destinados a la medición del grado de un arco meridiano por debajo de la línea del ecuador.
En 1748 fue enviado a Londres por deseo del ministro, para el desempeño de una misión de espionaje industrial. Empieza entonces, la aventura de Jorge Juan encomendada por el Ministro de Marina del momento, el Marqués de la Ensenada.
La tapadera de la misión de espionaje era la de ampliar sus conocimientos matemáticos, para llevarla a cabo, Jorge Juan empleaba tres personalidades distintas: Mr. Joseus: con el que sería conocido en los astilleros; Mr. Fougues: como un librero extranjero y Montmor: como un marinero; y llegando a hacerse pasar por Capitán de Navío y miembro de la Royal Society. Para no ser descubierto disponía de un código cifrado para enviar mensajes.
En este contexto, Jorge Juan prestó mucha atención a la contratación de ingenieros navales y sus auxiliares para la construcción naval. Finalmente, llegaría a oídos de las autoridades, lo que obligó a Jorge Juan a huir a Francia. Tras tres semanas, regresó a España, sin embargo, los ingleses no se alarmaron mucho, ya que en un principio no creían que los españoles fuesen capaces de construir una flota que les hiciese frente.
Posteriormente, los británicos descubrirían finalmente la misión española en sus astilleros, aunque subestimaron las capacidades de ingeniería española. Así los astilleros españoles terminarían realizando finalmente una exitosa reforma de la Marina Española y la construcción de una nueva flota de navíos con los que la nación española podrá hacer frente a los futuros enfrentamientos que acontecerán en los próximos años del reinado de Fernando VI, y con los que el país recuperaba su poderío en Europa.
Se hacía fehaciente de este modo, el gran éxito de la misión de Jorge Juan y la gran ayuda que supuso para España en su época.
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